Cerca de 150 familias pertenecientes a la comunidad indígena Embera asentadas en el cañón del “garrapatas” se dedican a la producción de cultivos ilícitos a pequeña escala, y lo hacen como forma de sobrevivir ante la ausencia de proyectos productivos por parte del estado que les permita obtener su sustento. Así lo reconocieron durante una reunión con las autoridades departamentales a las que pidieron, sean tenidos en cuenta dentro del programa de sustitución de cultivos.
Samuel Cortés, Asesor Indígena El Dovio nos dijo que es un problema del estado, porque las autoridades indígenas llegaron al consenso que si se deben radicar los cultivos de usos ilícitos en los territorios indígenas; pero el estado no ha cumplido con los incentivos prometidos. 
De acuerdo con las autoridades indígenas son cerca de 150 familias que por necesidad tienen que seguir cultivando la planta, ante la falta de alternativas. Puesto que, no son hectáreas como lo dicen las estadísticas son solo las familias que tiene un pequeño lotecito y están a la espera que el estado les garantice los recursos agrícolas para sobrevivir. Estas comunidades que se sobreviven de la producción agrícola, le piden al estado la implementación de proyectos agrícolas sostenibles, con semillas y producción de acuerdo con sus prácticas ancestrales.
Flaminio Nogama G., Consejero Mayor Indígena nos explica que deben de haber proyectos agrícolas sostenibles pensados desde la cosmovisión indígena con garantías dl enfoque diferencial, donde las semillas utilizadas sean las tradicionales y no las semillas de afuera que están creadas para durar un corto tiempo. Afirman que con la creación microempresas se solucionaría en parte el problema de suministro de alimentos. Debido a que, lo que se necesitan son recursos que sean entregados por el estado y que ayuden a generar microempresas sostenibles para beneficio de las familias de la región.
Y esperan que así como ya está en marcha el programa de sustitución con los campesinos de la región, ellos también sean tenidos en cuenta.