Perseverancia y dedicación. Esas podrían ser las dos palabras que definen a Claudia Patricia Arango Castaño, líder campesina del norte del Valle que ha dedicado años de su vida a trabajar por los campesinos del departamento.
Habitante del municipio de Roldanillo, cumple diez años realizando trabajo comunitario y liderando la defensa de los derechos de los campesinos, la reactivación económica de mujeres rurales y la gestión para garantizar el acceso a la tierra a víctimas del conflicto armado colombiano.
Claudia, que tiene 44 años y es madre cabeza de hogar, ha logrado que las organizaciones de campesinos sean reconocidas como actores transformadores del territorio y aportantes del desarrollo económico de la región. Es la fundadora de la Red Delnova (Red de Desarrollo Económico Local del Norte del Valle), que agrupa a 22 organizaciones de productores Agropecuarios en 17 municipios del Valle del Cauca. En ella, se han beneficiado a más de 2000 familias campesinas. También es la presidenta de la Asociación de campesinos ASPROCAMPO en el municipio de Roldanillo. Por segunda vez fue elegida como delegada del Valle del Cauca del sector Agropecuario para el Ministerio de Agricultura, espacios de participación ciudadana que le han permitido tomar decisiones de gran impacto para la población rural y fortalecer la comercialización directa entre productores y consumidores, garantizando al campesinado un precio justo por sus cosechas y acortando la brecha de la intermediación comercial.
Su lucha por la defensa de los derechos de las mujeres y los campesinos ha sido invaluable. Su trabajo ha permitido que las mujeres rurales de municipios como Roldanillo, La Unión, El Dovío, Versalles, Argelia, Toro y Zarzal se organicen y participen de proyectos y programas institucionales que permiten mejorar la calidad de vida de las comunidades. Gracias a ello, se busca empoderar a mujeres campesinas con apoyo a sus iniciativas productivas desde sus parcelas, fortaleciendo la empleabilidad desde sus territorios y mejorando los ingresos económicos a las familias rurales beneficiadas.
Claudia, en su lucha por gestionar recursos técnicos, económicos y sociales se convirtió en un puente entre el Estado y la población campesina del Valle; gracias a su labor ha logrado que organizaciones de productores hoy sean reconocidas y tengan acceso a maquinaria agrícola indispensable para la tecnificación y productividad de sus tierras. Por Claudia, jóvenes rurales han podido acceder a capacitaciones y educación técnica que permita potencializar las unidades productivas de sus familias, proyectándolos e invitándolos a soñar con un campo justo y productivo digno de su labor y compromiso con los hogares que a diario alimentan. Ella, con su trabajo como lideresa, promueve el relevo generacional en el campo.
Detrás de esta mujer hay un alma vestida de fortaleza. A pesar de los atentados que ha sufrido contra su vida a manos de grupos al margen de la ley, se declara dispuesta a seguir trabajando sin miedo, en defensa del acceso a la tierra y los derechos de los campesinos, resistiendo y participando en la toma de decisiones de las políticas públicas locales y departamentales. Claudia es el ejemplo de cómo la mujer vallecaucana campesina trabaja para superar las dificultades y resiste con valentía ante la incertidumbre y pesadez de cargar con historias de guerra impuestas por el conflicto armado. Su trabajo es la muestra de que la vida, el tejido social y la creatividad de las comunidades rurales es una forma de resistencia ante la violencia.
Por estas razones, la Secretaría de Agricultura postuló a Claudia al Galardón de la Mujer Vallecaucana 2020 y exaltar su nombre a viva voz a quien es el reflejo de la mujer rural.
