Así como cada 22 de febrero la ciudad conmemora el natalicio de su más ilustre hijo, también el 4 de marzo se recuerda el aniversario del fallecimiento del maestro Pedro Morales Pino, acaecido hace ya 94 años en la ciudad de Bogotá.

“El maestro Morales Pino murió el 4 de marzo de 1927 en Santafé de Bogotá, los restos fueron reclamados por la ciudad, los restos del maestro Pedro Morales Pino, y fueron traídos en el mes de enero del año de 1940 para conmemorar los 400 años de fundación de la ciudad de Cartago, y desde entonces estos restos reposan en el cementerio central de la ciudad de Cartago”, dijo Marco Tulio Pérez, Educador y Gestor Cultural

El legado que nos dejó el hijo de don José Morales y doña Bárbara Pino sigue y seguirá vigente para ser recordado como el padre de la música colombiana.

“No solamente conformó las agrupaciones musicales, no solamente mejoró los instrumentos, no solamente clasificó la música, sino que le dio una categoría especial a la cultura de la ciudad de Cartago, a las gentes de la ciudad de Cartago, nos sentimos honrados y nos sentimos satisfechos de estar haciendo este homenaje en los 94 años de haber fallecido el maestro Pedro Morales Pino en esta ciudad, en la ciudad de Santafé de Bogotá”.

Pero, Pedro Pascacio de Jesús Morales Pino no solo es recordado como uno de los principales músicos colombianos; como pintor también fue uno de los mejores con lo cual pudo seguir difundiendo la música colombiana por el mundo.

“Parece mentira pero fue más un pintor que un músico, y de hecho el sostenimiento, la manutención, tanto de él como de su esposa y de sus hijos, fue a través de la pintura, él y no solamente para mantener su familia, para su sustento, sino precisamente para mantener las agrupaciones musicales, es curioso, él le dedicó muchísimo a la música, pero su dinero lo obtenía a través de la pintura, un gran pintor, un gran retratista, de hecho él se dedicaba a hacer relicarios, es decir, unas especies de medallones que se abrían y ahí estaban las fotografías que habían sido pintadas a mano por el maestro Pedro Morales Pino”.

Para Pedro Morales Pino no solo el bambuco, los pasillos y la danza fueron su pasión, como poeta también tuvo un papel protagónico al lado de los mejores de su época.

“Tenía una agrupación que se denominaba la Gruta Simbólica, que eran personajes de la cultura, realizadores, poetas, donde podíamos incluso mencionar personajes como Julio Flores o como Eduardo López, o en este momento pues no recuerdo con mucha claridad algunos de los personajes que acompañaron al maestro Pedro Morales Pino en aquellos grupos sociales, que uno de pronto piensa que eran bebedores o personas que se reunían a sencillamente a matar el tiempo, en las tardes santafereñas se dedicaban a construir, a edificar y yo diría que a construir el país a partir de la cultura y de la identidad”.

Fue tal su aporte a la música, el arte y la cultura, que después de 94 años los amantes de la buena música se siguen deleitando con cada una de sus melodías y disfrutando de su gran repertorio hecho para piano, cuerdas y voces, que le dieron a la ciudad la distinción de cuna de la música nacional y a él, padre de la música colombiana.

“La música nacional tiene partida de nacimiento a partir del maestro Pedro Morales Pino, fue un hombre que la difundió, no solamente en el territorio nacional, sino en Centroamérica, en norteamérica y  Latinoamérica, pero además perfeccionó los instrumentos, conformó las agrupaciones musicales y me atrevo a decir que coreográficamente diseñó cómo se interpreta la música nacional, la música de Colombia, dándole yo diría esa elegancia, ese garbo, ese señorío, vestirla de frac, por eso la ciudad es llamada la cuna de la música colombiana”.